Hoy es 5 de
Diciembre, quizás para la mayoría de vosotros sea un día normal y
corriente pero para mí es el recuerdo de un acontecimiento que
cambió mi vida por completo.
Habría que
remontarse a un par de semanas antes en la que en una plácida tarde
de viernes un señor dejó en casa una agradable carta en la que me
llamaban a realizar el servicio militar, y me debía a incorporar a
filas en siete cortos días. Una semana me quedaba entre mi vida
normal y una nueva vida al servicio de la patria. El destino siempre
hace de las suyas, y sabía que de una forma u otra aquello iba a
cambiar mi vida para siempre.
Al leer la
carta me sentí vacío, con viente años no había hecho grandes
cosas aparte de estudiar y tocar música. Había salido poco y a
estas alturas de mi vida no tenía una compañera estable, creo
recordar desde la distancia que de toda mi pandilla ya disuelta era
el único que aún no andaba con una pareja. Como me quedaba una
semana y aprovechando que era viernes decidí que era el mejor
momento de salir, sin rumbo fijo, sin saber adonde ir, a la aventura,
a buscar amigos y divertirme aunque sólo fuese una noche.
El destino,
como digo, sabe muy bien como hace las cosas y lo que no le sale bien
por un lado le sale bien por otro. Aquella noche me encontré con
unas amigas en un antiguo disco-bar llamado "La Leonesa", pero
aquella noche iba a pasar algo especial. Junto a mis amigas de toda
la vida estaba una chica a la que nunca en mi vida había visto. Me
llamó poderosamente la atención, no se explicar el motivo, sólo
que no era como mis amigas. Cosas de la vida, ves a alguien, te fijas
y ya pasas toda la noche pensando en ella. Tanto pensar que quedamos
para el sábado en una discoteca junto a mis amigas. Ese sábado
sería en teoría el último, ya que al siguiente estaría a cientos
de kilómetros vestido de uniforme al servicio de la patria.
El lunes,
cabizbajo, fui a la caja de reclutas a recoger mi "pasaporte"
para el servicio militar. Cual no fue mi sorpresa cuando el
funcionario me al pedirme el DNI me dijo: "este DNI no
corresponde, éste no es usted". Me quedé perplejo, pregunté
entonces si me tenía que ir o no a lo que el funcionario me dijo:
"No, usted no, la gracia va a ser para el otro que le quedan
cinco días para irse a la mili". ¿Adivináis cual fue la
primera persona en la que pensé cuando me dijeron ese tajante
"no"?. Exacto, en ella.
María Jesús,
ese es su nombre, tardé poco el viernes en reunirme con mis amigas
para volver a verla pero aquella noche no vino porque tenía que trabajar,
no sería hasta el sábado cuando volvería a verla en la puerta de
la discoteca de nuevo, aquella noche tonteamos y bailamos y salimos a
pasear un rato. Rato que aprovechamos para hablar y quedar ya en
serio para la siguiente semana, el sábado para ser exactos.
Sábado, 5 de
Diciembre de 2013. La Leonesa, el disco-bar donde la conocí 15 días
atrás. Había pasado el día pensando en el momento. No había
tiempo que perder, yo siempre fui demasiado tímido y la situación
me daba un poco de miedo. Había pensado que era la hora de pedirle
salir en serio, y sobre las 21:30 de esa fría noche en la puerta de
ese disco-bar con mas miedo que siete viejas y mas inseguro de mi
como nunca antes en mi vida le expresé mis deseos a los que ella correspondió con un sonriente "si".
Que os voy a
contar que vosotros no hayáis vívido. Mariposas en el estómago,
esa es la expresión, ese nerviosismo inquieto que parece que estés tiritando, eso mismo que estoy sintiendo ahora cuando escribo estas
palabras.
Aquella noche
la acompañé a su casa, era la primera vez en la vida que yo acompañaba
a una chica a solas a su casa, era la primera de tantas cosas. Al
llegar a casa mi madre me preguntó de donde venía tan tarde, a lo
que respondí serio y orgulloso y con un cierto aire de vanidad: "De
acompañar a mi novia". Mi madre quiso preguntar, pero yo me
hice el esquivo.
Hoy hace veintiséis años desde aquella fría noche, la misma fría noche de
hoy. Y hoy puedo decir que María Jesús, aquella chica que me
encandiló ha sido desde aquel momento mi compañera de viaje. Mi
primera y mi única novia, mi mujer, mi esposa, la madre de mis dos
maravillosos hijos, la persona que me conoce incluso mejor que yo
mismo, la cuna de mis lamentos, el reflejo de mis sonrisas. La
persona que soporta mis aficiones cada día, la persona que comprende
mis frustraciones cada hora.
Nadie apostó
por aquella relación, todos la abocaron al fracaso. Después de veintiséis años podemos decir orgullosos a todos aquellos que se
equivocaron. Después de 9.497 días junto a ella puedo decir
orgulloso que sigue siendo la mujer de mi vida.
Sin ti, este
viaje no hubiera sido tan interesante y no habría aprendido tanto
junto a ti. Después de veintiséis años que han transcurrido en un
suspiro, sólo puedo decirte "Te Quiero".
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